domingo, 17 de junio de 2012

En estos tiempos de tentación "Divino Sello de Protección de Dios"



"SELLO DE PROTECCION".


 PARA ADMITIR MI SELLO Y ACEPTARLO CON AMOR, GOZO Y GRATITUDO DIGA:

«Oh, MI DIOS, MI AMOROSO PADRE, YO ACEPTO CON AMOR Y GRATITUD TU DIVINO SELLO DE PROTECCIÓN.

TU DIVINIDAD ABARCA MI CUERPO Y ALMA POR LA ETERNIDAD.

ME INCLINO EN HUMILDE ACCIÓN DE GRACIAS Y TE OFREZCO MI PROFUNDO AMOR Y LEALTAD A TI, MI AMADO PADRE.

TE SUPLICO QUE ME PROTEJAS Y A MIS SERES QUERIDOS, CON ESTE SELLO ESPECIAL Y COMPROMETO MI VIDA A TU SERVICIO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

TE AMO QUERIDO PADRE!
TE CONSUELO EN ESTOS MOMENTOS, QUERIDO PADRE. TE OFREZCO EL CUERPO, LA SANGRE Y LA DIVINIDAD DE TU QUERIDÍSIMO HIJO, EN EXPIACIÓN POR LOS PECADOS DEL MUNDO Y POR LA SALVACIÓN DE TODOS TUS HIJOS. AMÉN.«

Recen a mi Misericordia, esta oración diariamente, junto con la Coronilla de la Divina Misericordia, el Rosario. Ruegen por la siempre intervención del Arcángel San Miguel, de su Angel de la Guarda y de todos los Santos y Ángeles del Cielo. Reciban los Sacramentos, especialmente la Confesión con un sacerdote y la Eucaristía

"La Santísima Trinidad y la Virgen María, nos guarden para la Vida Eterna! Amén"

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"CORAZÓN DE MARÍA, Madre del DIOS HIJO MISERICORDIOSO"


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»Entre las fiestas de la Virgen María, la de su corazón, que celebramos como Dulce Corazón de María, se encierra el festejo de la cualidad más elevada que reina en María, por encima de las otras muchas cualidades que la adornan; porque el corazón de una persona es la sede del amor y de la caridad. ¿Cuál es el sujeto de esta Solemnidad? Es el corazón de la Hija única y bien amada del Padre eterno; es el corazón de la Madre del Dios de la Misericordia; es el corazón de la Esposa del Santo Espíritu; es el corazón de la buenísima Madre de todos los fieles.

Es un corazón totalmente abrasado por amor hacia Dios, totalmente inflamado de caridad hacia nosotros.

Es Todo Amor a Dios: porque jamás amó nada más que a Dios, y está, para lo que Dios quiso que amara en Él y por Él. Es todo amor, porque la bienaventurada Virgen, siempre amó a Dios con todo su corazón, con todo el alma y con todas sus fuerzas (Mc 12,30).
Es todo amor, porque no sólo, siempre quiso todo lo que Dios quería y jamás quiso nada de lo que Él no quería, sino que también, siempre puso toda su alegría en la voluntad de Dios.

Es Todo Amor Para Con Nosotros: Ella nos ama con el mismo amor con que ama a Dios, porque es a Dios a quien mira y mira lo que Él ama en nosotros. Y nos ama, con el mismo amor con que ama a Dios Hombre, que es su hijo Jesús porque sabe que es nuestro maestro, nuestra cabeza, y que nosotros somos sus miembros (Col 2,19) y por consiguiente, que somos sólo uno con él.

-San Juan Eudes
(1601-1680), Sacerdote, predicador, fundador de institutos religiosos, Corazón Admirable, libro 9, cap. 4



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miércoles, 6 de junio de 2012

»Por Los que rechazan la misericordia«

 ORACION DE INMUNIDAD


"Oh Padre Celestial, por el amor de Tu amado Hijo Jesucristo, cuya pasión en la cruz, nos salvó del pecado, por favor salva a todos aquellos que todavía rechazan 'Su
Mano Misericordiosa'.

Inunda sus almas, querido Padre, con Tu prenda de amor. Te suplico con Tu Padre Celestial, que escuches mis oraciones y salves estas almas de la eterna condenación.

A través de Tu Misericordia, permíteles ser los primeros en entrar a la Nueva Era de Paz en la Tierra. Amén."

*P. Alexander Castillo, Sacerdote Pasionista.
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lunes, 4 de junio de 2012

"A la Madre del Dios de la Misericordia"




Por: Jóvenes de la Divina Misericordia


¡MADRE INMACULADA! ¡Qué no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!

Si, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor del enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque se vinieran al suelo nuestras obras y tuviéramos que empezar de nuevo… ¡Madre querida!... ¡Qué no nos cansemos!

Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades, para socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús misericordioso que está en el Sagrario; ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno, nos ha señalado Dios.

¡Nada de volver la cara atrás!, ¡Nada de cruzarse de brazos!, ¡Nada de estériles lamentos! Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos…
¡Madre mía, por última vez! ¡Morir antes que cansarnos!
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"CONSAGRACIÓN A LA TRINIDAD DIVINA"

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Haz que toda nuestra vida sea un  In nomine Patris et fillii et Spiritus Sancti
. Oh María, Madre de Jesús, Madre del divino Amor, fórmanos según el corazón de tu divino Hijo. (C. Marmión, Consagración a la Santísima Trinidad)


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Espíritu Santo.jpg

INDULGENCIA QUIERO!:

Padre Alexander Castillo >
"Para Indulgencia Plenaria, para la absolución total"

Deben decir esta oración por 7 días consecutivos y les será dado el don de la
absolución total y el poder del Espíritu Santo:

Oh mi Jesús, Tu eres la Luz de la Tierra. Eres la llama que toca todos los corazones. Tu misericordia y amor no conoce límites. No somos dignos del sacrificio que hiciste con Tu muerte en la cruz. Sin embargo sabemos que Tu amor por nosotros es mayor que el amor que tenemos por Ti. Concédenos, Oh Señor, el don de la humildad, para que así seamos merecedores de Tu Nuevo Reino. Llénanos con el Espíritu Santo, para que así podamos marchar hacia adelante y guiar a Tu ejército para proclamar la verdad de Tu Santa Palabra y prepara a nuestros hermanos y hermanas para la Gloria de Tu Segunda Venida a la Tierra. Te honramos. Te alabamos. Nos ofrecemos a nosotros mismos, nuestras penas, nuestros sufrimientos, como un don a Ti para la salvación de las almas. Te amamos Jesús. Ten Misericordia de Tus hijos donde sea que ellos estén. Amen.

Tomado de (cruzada de oración - libro de la verdad)




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domingo, 3 de junio de 2012

Solemnidad de la Santísima Trinidad

"LA SANTÍSIMA TRINIDAD"

 


¡Tres Divinas Personas...
Un Sólo Espíritu, Un Sólo Dios!


Después de haber considerado todos los misterios de la salvación –desde el nacimiento de Cristo hasta Pentecostés–, la Iglesia dirige su mirada al misterio primordial del cristianismo, la Santísima Trinidad, fuente de todo don y de todo bien. E invita a los fieles a cantar sus alabanzas: "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo" (Aleluya). La revelación de la Trinidad pertenece al Nuevo Testamento; el Antiguo intenta todo él proclamar y exaltar la unidad de Dios: uno solo es el Señor. Israel que vivía en contacto con pueblos paganos, necesitaba ser advertido continuamente de esta verdad para no caer en la idolatría. El Antiguo Testamento celebra la grandeza de Yahvé, único Dios: él es el Creador de todo el universo, el Señor absoluto; … es el pastor que va en busca de sus criaturas para ayudarlas, defenderlas del mal y atraerlas a sí.

El nuevo pueblo de Dios –la Iglesia– goza de privilegios mayores aún, fruto de la encarnación del Hijo de Dios y de su pasión, muerte y resurrección. Con la venida de Cristo, Dios se revela al mundo en el misterio de su vida íntima y de la perfección y fecundidad de su acto cognoscitivo y amoroso, por el que es Padre que engendra al Verbo y es comunión de la que procede el Espíritu Santo. Y la cosa más admirable es que Dios entra ya en relaciones con los hombres no sólo como único Señor y Creador, sino también como Trinidad: pues es Padre que los ama como a hijos en su único Hijo y en la comunión con el Espíritu Santo. Este privilegio no está reservado a un solo pueblo, sino que se extiende a todos los hombres que aceptan el mensaje de Cristo.

El Espíritu Santo ha sido enviado a los hombres para que los transforme interiormente y los convierta en hijos a imagen del Hijo. A él se le atribuye esta regeneración íntima, verdadero renacer espiritual; él es su autor y, al mismo tiempo, su testigo, que infundiendo en el creyente la íntima convicción de ser hijo de Dios, lo anima a amarle e invocarle como a Padre. Mas para que el Espíritu Santo pueda cumplir su obra, es necesario dejarse dirigir por él a imitación de Cristo que en todas sus obras era movido por el Espíritu Santo. "Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios" (Rom 8, 14). No hay modo más hermoso de honrar a la Trinidad sacrosanta y atestiguarle amor, que vivir en plenitud sus dones y, por ello, abrirse a la acción del Espíritu Santo, para comportarse como hijos del Padre y hermanos de Cristo.

Oh Eterno Padre, postrados a tus pies en humilde adoración, nos consagramos enteramente a la gloria de tu Hijo Jesús, Verbo Encarnado. Tú lo has constituido Rey de nuestras almas; sométele, pues, nuestro corazón y nuestra alma; toda fibra de nuestro ser esté sometida a sus órdenes y a sus inspiraciones. Haz que, unidos a él, seamos llevados en tu seno y consumados en la unidad de tu amor. Oh Jesús, haz que nuestra vida, en unión a la tuya, esté toda consagrada a la gloria de tu eterno Padre y al bien de las almas. Sé tú nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación, nuestra redención y nuestro todo. Santifícanos en la verdad. Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, establécete en nuestro corazón como un horno de amor y haz que nuestros pensamientos, nuestros afectos y nuestras acciones suban a lo alto como llamas ardientes, hasta el seno del Padre. Haz que toda nuestra vida sea un Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto. Oh María, Madre de Jesús, Madre del divino Amor, fórmanos según el corazón de tu divino Hijo. (C. Marmión, Consagración a la Santísima Trinidad)



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