lunes, 4 de junio de 2012

"A la Madre del Dios de la Misericordia"




Por: Jóvenes de la Divina Misericordia


¡MADRE INMACULADA! ¡Qué no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!

Si, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor del enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque se vinieran al suelo nuestras obras y tuviéramos que empezar de nuevo… ¡Madre querida!... ¡Qué no nos cansemos!

Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades, para socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús misericordioso que está en el Sagrario; ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno, nos ha señalado Dios.

¡Nada de volver la cara atrás!, ¡Nada de cruzarse de brazos!, ¡Nada de estériles lamentos! Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos…
¡Madre mía, por última vez! ¡Morir antes que cansarnos!
Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

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