miércoles, 3 de febrero de 2016

¿Estás Consagrado a Dios?

¿De verdad?

Celebremos la presentación formal del niño Jesús a Dios. Toda su vida --desde su nacimiento hasta su muerte-- estuvo consagrada a Dios por nuestro propio bien.

¿Tú le has consagrado tu vida a Dios?

Cuando fuiste bautizado, fuiste sumergido en la vida, muerte y resurrección de Jesús, pero ¿conscientemente has consagrado tu vida a Él?. Esta es una decisión diaria, incluso es una renovación momento a momento de esta decisión. Significa que eliges pertenecer totalmente a Dios, que realmente quieres ser como Cristo en santidad y estás dispuesto a hacer lo mismo que Él haría, por el bien de los demás. 
 
Bueno, pero ¿quién de nosotros quiere realmente ser como Jesús? ¿Todo el tiempo? ¿Aún ir a la Cruz? ¿Y renunciar a las maneras en que pecamos? A decir verdad, tenemos que admitir que no queremos ser tan parecidos a Cristo.

Muy bien, por eso es que Dios, misericordiosamente, nos da el Purgatorio: aunque fallemos en purificarnos del pecado completamente aquí en la tierra, podemos finalizar la purificación después de morir. Sin embargo, la purificación es más dolorosa allí, porque nos daremos cuenta, completa y dolorosamente, de las oportunidades que desperdiciamos en la tierra.
Entonces hagamos el proceso más fácil y consagremos todos los momentos a Dios ahora.

Esto significa estar en un constante "estado de oración", sin importar qué tan ocupados estemos. Aun durante las distracciones, estaremos orando en espíritu, si queremos que Dios se involucre en todo.

Significa poner a Dios a cargo de lo que hacemos y de lo que no hacemos, así nuestras actividades están ordenadas de acuerdo con su voluntad y deseo. Significa identificar a qué estamos atados en este mundo, entonces podremos priorizar de nuevo, para que, únicamente estemos atados a Dios solamente.

Significa preguntarnos continuamente, en todas y cada una de las situaciones, "¿Estoy compartiendo el amor de Dios en este momento? Si no es así, ¿qué tengo que hacer para cambiar?" Aún cuando alguien sea difícil de amar, nosotros queremos amar y elegimos forzarnos a nosotros mismos para comportarnos como Cristo. Y significa que, cuando no somos amados por los demás como debería ser, dejamos que Dios nos ame en su lugar.

Aquí hay una herramienta práctica para llegar al hábito de consagrar todos los momentos a Dios: si tienes un reloj o un teléfono celular con alarma que emita un sonido a cada hora, cada vez que este suene, toma un momento para entregarle la siguiente hora a Jesús. Puedes empezar cada hora con esta oración:

..."Señor, en este momento nuevamente consagro mi vida a Tí. Que todos mis actos, mis palabras y mis pensamientos sean sólo para Tu Gloria". ¡Amén!...

Terry Modica.
 
Reflexión de las Buenas Nuevas.

Grupo Católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl.
Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario para nuestro Blog Divina Misericordia