viernes, 13 de septiembre de 2013

"POSTRADOS ANTE JESÚS POR SIRIA Y VENEZUELA":

-Una experiencia imposible de expresar en toda su magnitud!


En la Capilla de La Coromoto, de Bella Vista, donde guiados por el Párroco de la Urbanización Vista Alegre, pudimos los integrantes del Apostolado de la Divina Misericordia de la Arquidiócesis de Caracas, cumplir con la "JORNADA DE ORACIÓN Y AYUNO POR SIRIA Y LOS PAISES en CONFLICTO" convocada por el Papa Francisco.

El sábado 7 de septiembre, fue una mañana intensa de contemplación amorosa ante el Santísimo Sacramento de Jesús, expuesto ante nosotros, en un pequeñito expositorio.

Un Rosario rezado en procesión por la calle, desde la Iglesia del Espíritu Santo en Vista Alegre hasta llegar a la Capilla de La Coromoto en la Urbanización siguiente, inició la actividad.

Luego en completo retiro de silencio, Adoración del Santísimo, interrumpido cada cierto largo tiempo por las decenas de Coronillas de la Misericordia, oradas, contemplativas, discernidas y cantadas en súplica amorosa por la PAZ de SIRIA y VENEZUELA, llenaron de una romántica y profunda elevación nuestras almas.

El culmen al final de toda ésa mañana de entrega, se vivió cuando el sacerdote impulsado por el Espíritu Santo, interrumpió el silencio con voz de trueno, diciendo la inesperada e inusual frase: "POSTRACIÓN!".

Como si todos tuviéramos un resorte y lo hiciéramos a diario, los casi 60 apóstoles de la Misericordia asistentes de las más de 7 parroquias y vicarías caraqueñas...nos lanzamos al piso, "cara en el suelo", para decirle a los pies de nuestro Señor: "Que no somos nada, que polvo somos y en polvo nos convertiremos, pero desde nuestra pequeñez y miseria humana.. "Te rogamos que se detenga la guerra en Siria"; que "aplaque los conflictos y violencias del hampa, la división y a los extraños a la idiosincracia de paz, hermandad y alegría venezolana".

Cerca de media hora, postrados en el antiguo y frío mosaico del pequeño templo y humilde, en actitud que te abaja de tu posición, orgullos, problemas o comodidades de lo que te rodea a diario, de por lo que te desvives, de los afanes, visionas lo que es y ves lo que no ves, percibes en el silencio tú con Él y Él contigo que te llena insólitamente de un AMOR y PAZ del que aquí nadie te da, sólo sientes la presencia del Redentor y la mirada complacida de tu Creador.

Eso junto al mandato "de rodillas", nos hizo implosionar en una acción de gratitud por tan íntimo momento con la Trinidad Divina. Casi deseé irme a la clausura.

Al levantarnos tan impulsivamente, sólo de rodillas al igual que como caímos... es lo que nos sumergió en casi un éxtasis amoroso, por la profunda experiencia de Dios presente, que al menos yo, sentí en el suave aroma y caricia Divina que sólo Jesús sabe dar al pasar por los estrechos espacios que dejaban nuestros "cuerpos inertes cara al piso", para recibir nuestro cariño, anhelos, malestares y conflictos.

Ese casi automático movimiento de caer y levantarnos sin dudar qué hacer ni cómo hacerlo, sin pensar en el qué dirán o en el polvoriento suelo que nos albergaba, ni en las vestiduras que llevábamos, sin ser personas entrenadas o religiosos, sacerdotes ni seminaristas, ése movimiento en masa de insofacto...es lo que yo llamo el "desbordamiento del Santo Espíritu" en los laicos todos que estaban presentes. Así lo percibí !

Recibimos la bendición del sacerdote con el Santísimo en manos, se nos pidió testimonio, pero entre limpiarse los ojos humedecidos de una emoción incomparable, creo nadie atinó a decir lo profundo de lo vivido.

Únicamente al finalizar, empezamos a experimentar una intensa alegría que nos hacia sentir hermanos aunque algunos no nos conocíamos, que nos hacía reir por cualquier cosa, tal como niños, tal como inocentes palomas que cucurruquean en sus momentos felices.

En resumen, es la sensación extrema que solamente se siente cuando has estado en la cercanía de aquel "primer amor platónico", es la "certeza del amor del amado", es la presencia del AMOR que tus sentidos dicen, que es el verdadero y para siempre, es la misma sensación de estar enamorado pero de algo tan grande que no pueden sostener tus propias fuerzas...

Aunque fuimos a suplicar por situaciones tristes y estresantes que no pueden serle indiferentes a ningún cristiano convertido verdaderamente, aunque estuvimos en un momento lleno de solemnidad, puedo decir sin temor a equivocarme, que los que la experimentamos en profundidad, salimos llenos de felicidad y esperanza, con una complicidad maravillosa casi infantil, luego de una travesura.

Ése es mi Dios, ése es el Señor Misericordia y a Él vamos como infantes. Nos permitió vivir un pedacito del Cielo, antes de partir hacia el.

Cuánto me duele que aquellos entregados al mundo y a lo mundano, no lo experimenten y lo presencien en sus vidas, tal vez no hubiesen ateos, nunca se sumarían a ideologías o cultos farsantes que sólo les lleva a ambicionar, bienes materiales pasajeros que los haga distinguirse en la tierra. Lástima que muchos no saben apreciar el sacerdocio bien llevado.

La diferencia está en que unos lo buscamos, algunos no insisten y otros lo desprecian.

Amén por tu bondad Señor, gracias por ésta experiencia mística. Gracias por escucharnos.

Sabemos que para complacernos, cuentas con la libertad humana que les das a los hombres que tienen en sus manos la paz de Siria y la Unidad o prosperidad de Venezuela, ellos son los últimos que pueden aceptar tus palabras en sus conciencias para actuar como tú quieres.

Esperamos que ésas personalidades tan elevadas, se abajen como nosotros lo hicimos.

Gracias al sacerdote que nos guió y cambió el taller que iba a recibir, por ésa indescriptible Jornada de Oración y Contemplación en obediencia al Papa por nuestro prójimo sufriente allá y aquí. Nada estaba preparado, nada estuvo previamente planeado, todo salió de repente y se organizó según sopló el Espíritu Santo.

El cierre con broche de oro, lo terminó SS Francisco con la participación en la Jornada de Adoración y Oración por TV desde nuestras casas, fue intenso.

Una Jornada sin precedentes en la historia de los Pontificados de Roma, al menos desde que tengo memoria.

Todo lo vivido ése día fue una experiencia indescriptible, edificante e imposible de expresar...me quedé corta de palabras, aunque aquí lo intenté someramente.
Mireya Urbina V.

(P/d: Mil disculpas porque entre tantas emociones no pregunté el nombre del sacerdote, se los debo y por este mismo blog lo publicaré)
Lic. Mireya Urbina

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