En la lectura del Evangelio (Jn 16,20-23a), Jesús nos dice: "Mis queridos, será difícil para ustedes. Ustedes llorarán y se entristecerán, mientras las personas del mundo a su alrededor se gozarán en los pecados que están trayéndoles problemas a ustedes.
¡Pero su tristeza se transformará en gozo!
Vuestros sufrimientos son como los dolores de parto: algo nuevo y maravilloso brotará de ello."
Y luego dijo: "Yo les aseguro que lo que pidan al Padre en mi nombre, Él se los dará." En otras palabras, sea lo que sea que Jesús quiera de tí, al pedírselo al Padre en unidad con los deseos de Cristo...¡lo obtendrás!.
Puede que no se manifieste todavía en este mundo, pero lo tendrás.
¿Alguna vez has orado para que terminen los sufrimientos que te causan tristeza y llanto? ¿Y le has pedido a Dios que se apure con el gozo que te prometió? Pero los sufrimientos continúan y, algunas veces, ¡hasta se intensifican!
Recientemente yo soporté una década de situaciones múltiples y simultáneas que me rompían el corazón y que estaban bien cubiertas en mis oraciones. Mucho de esto ya quedó atrás, pero si Dios hubiera hecho lo que le pedí al principio, algunos de los problemas que se desarrollaron más adelante se hubieran podido prevenir. ¿Hola Jesús? ¿Qué pasó?
Él me da unos golpecitos en la cabeza diciendo: "Pobre, querida hija. ¿No le confiaste esos asuntos al Padre? Cuando parezca que tus oraciones no son respondidas, es ¡porque estamos trabajando en un plan que es mucho mejor de lo que te puedas imaginar!."
En la primera lectura de hoy, el Señor le dijo a Pablo: "Habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá la mano sobre ti para perjudicarte. Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo." Otros tiempos en otros lugares, Pablo fue atacado, encarcelado y eventualmente ejecutado.
La vida de un siervo de Dios nunca es fácil y con certeza no es "segura" (de acuerdo con nuestra definición de "segura"). Una vida fácil no era la mejor solución para los problemas de Pablo. Dios respondió a sus oraciones al asegurarle que su ministerio iba a continuar, sin importar nada. Y el ministerio de Pablo continúa hasta nuestros días.
Nada interfiere permanentemente en los planes y propósitos de Dios. El retraso en poner fin a nuestra pena no es una prueba de que las fuerzas destructivas están derrotando a Dios. Tampoco se debe a una actitud indiferente de Dios. El utiliza todo -lo bueno y lo malo, los ángeles y los demonios, los días calmos y los tiempos duros- para traer la salvación a incontables números de personas. Eso es lo que sucede el Viernes Santo, cuando Satanás creyó que había derrotado a Jesús.
Tu alegría está en camino.
¡De hecho, la alegría empieza desde el momento en que te das cuenta de esta verdad!.
El Padre está respondiendo tus oraciones, no como tú lo esperas, pero mucho mejor de lo que te imaginas.
Tus sufrimientos son dolores de parto que indican que algo nuevo, maravilloso, más allá de tus sueños, está naciendo.
Mientras esperas el nacimiento, haces bien en prepararte para ello, aprendiendo todo lo que puedas del momento presente.
Reflexión de las Buenas Nuevas
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