sábado, 9 de mayo de 2015

Jesús: "Yo soy la VID y ustedes...?"

¿ERES SARMIENTO DANDO FRUTOS, O ERES CIZAÑA?

Lecturas de hoy

  Hechos 15, 1-6
Sal 121, 1-5
Juan 15, 1-8

"Yo soy la vid y mi Padre el viñador"

Juan 15, 1 -8. Pascua.
¡Para poder dar fruto necesitamos permanecer cerca del viñador, del Padre que está en los cielos!.

~Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8~
Gloria a tí Señor:

"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos".
Es Palabra del Señor.
Gloria a tí Señor Jesús!.

RÉFLEXIÓN:
>El poder para vencer al mal<

¿Qué tan saludable es tu rama para la Iglesia?
No estoy hablando de tu parroquia. ( ¡Hablo de tí! ).

Como vemos en esta lectura del Evangelio, todos los que pertenecemos a Cristo somos parte de la misma viña. Jesús es la vid, y, ya que todos estamos unidos a Él, compartimos el mismo llamado: "dar buenos frutos".

¿Por qué hay tanto mal en el mundo? ¿Por qué Dios no levanta su mano Todopoderosa contra la guerra, contra el abuso, contra el aborto, contra los criminales o contra las peleas y divisiones?, contra cualquier mal que esté corrompiendo el mundo y nuestras vidas? Es una pregunta corriente.

La respuesta es: ¡lo hace! Pero olvidamos un factor muy importante.

Jesús y su Novia --la Iglesia-- son un solo cuerpo. Él nos ha enviado a nosotros --a todos los cristianos de cualquier parte-- a continuar el trabajo que Él comenzó. Él es la vid, y nosotros somos los sarmientos (ramas) que nos extendemos por todo el mundo.

Nos alimenta con la sangre-de-vida de su Viña Divina, para darnos a nosotros --que somos su cuerpo en la tierra-- el poder de crecer fuertes y grandes y de dar fruto abundante.

Si los sarmientos no dan buen fruto, o fruto suficiente, el mal (la maleza) tiene lugar para crecer y seguir adelante, entonces los corroe La CIZAÑA, de la murmuración, los chismes, la división, la envidia y la inconformidad..

Si no estamos unidos a la vid con la oración, el amor a lo que servimos y a la hermandad, entonces nos volvemos cizaña.

Lo pongo en otros términos:
"Jesús conquista el mal a través de su presencia en nosotros. Primero, su cuerpo murió en la cruz por nuestros pecados y luego conquistó la muerte, venciendo el poder del mal. Ahora, todos aquellos que se unen a su cuerpo resucitado participan de su victoria. (Esto sucede de una manera bien concreta, cuando recibimos la Eucaristía).

Conectados a Jesús, como los sarmientos (las ramas) están conectados a la vid, somos fortalecidos y capacitados por su Santo Espíritu, el cual fluye a través de todas las ramas saludables".

Considera cualquier problema que esté sucediendo en tu parroquia. ¿Cómo cambiarían las cosas si todos los sacerdotes y el equipos y los miembros de ministerios, apostolados, grupos, colaboraran "orando con humildad" en resolver este problema como un solo cuerpo, una enorme viña interconectada y unida a Cristo?

No tiene sentido quejarse de que no hay suficientes ramas saludables dando buenas uvas. "Cada uno de nosotros" tenemos la responsabilidad personal de estar cercanamente unidos a Cristo y de dar la mejor fruta que podamos dar en equipo.

¿Qué tan saludable es tu conexión con Cristo?, ¿Estás haciendo lo que sea necesario para podar todo --¡todo!-- lo que obra contra tu misión en la Iglesia, para vencer al mal?

La poda requiere, por supuesto, confianza en el discernimiento del Espíritu Santo y el poder de corte de las "tijeras" de nuestro Padre.

Cuanto más nos podamos a nosotros mismos, más saludables se tornan nuestras ramas. Nuestras uvas crecen más grandes y más abundantes. Seguramente duele cuando algo es cortado de nuestras vidas, pero ignorar la necesidad de podar, es exactamente lo que le permite al mal correr desenfrenadamente por el mundo.
 
 ¿Por qué?
 
Porque impide el crecimiento de los buenos tejidos, que es el poder para derrotar al mal que tiene la santidad de Cristo, y que tenemos fluyendo dentro nuestro, cuando estamos conectados con Él.
 
El fragmento inspiracional de hoy es: "Todos tenemos una responsabilidad personal de estar fuertemente conectados con Cristo y dar los mejores frutos que podamos en el equipo al que pertenecemos".<

Reflexión de las Buenas Nuevas
Mayo, 2015.

"El que permanece en mi y yo en él, ése da fruto abundante". (Jn. 15,1-8)...!

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